DOMINGO CULTURAL.- Personajes del pueblo
Prensa El Imparcial de Apure.-
Por ALJER.- Email: chinoereu@yahoo.es
Guasdualito, estado Apure.
FAHD EL GATRIF “NUMA” MEMORIAS DE UN INMIGRANTE
BREVE INTROITO.-
En una reciente conversación entre el prof. Exer Fulco, Fahd El Gatrif “Numa” y quien escribe estas líneas (ALJER), se compartieron criterios sobre la importancia de fortalecer la plataforma histórica como estrategia para lograr la conservación de la identidad de nuestro pueblo y municipio, siendo esto preponderante tanto en el presente como en el futuro cercano. En el transcurso del dialogo pude apreciar en ambos amigos, la preocupación por el descuido inmerecido con nuestra historia local, historia que debiera estar inserta en todos los aspectos de nuestro presente, tanto en los currículos escolares, como en nuestras bibliotecas públicas, conversatorios, conferencias y encuentros culturales. Debe de entenderse que para bien de nuestro gentilicio esa historia local constituye el demónimo guasdualitense, siendo este elemento único en su origen, debido a la palmaria y especial mezcla de arquetipos locales (hispano-indio-africano-llanero-italiano-andino-colombiano-italiano-árabe) etnonimias que han tejido con el desfilar del tiempo nuestro linaje originario.
En referencia a Fahd El Gatrif, mejor conocido como Numa, su trayectoria en Guasdualito ha sido apreciable. En su texto sin publicar titulado “RELEVANCIA”, con su puño y letra hace un recorrido coloquial por su vida, clasificado en intervalos históricos, que van desde sus primigenios y duros años en Suedia (Siria) hasta su llegada a nuestro País, esbozando con preferencial interés su advenimiento a Guasdualito, pueblo que no siendo el suyo hizo propio y, seguirá siendo suyo luego de la metempsicosis de lo perceptible a lo imperceptible.
INICIO DE SU HISTORIA
Llega este inmigrante sirio a la pequeña Venecia en el año de 1957, proveniente de la ciudad de Sueida, mejor conocida como “Yabal al Arab”, para entonces, perteneciente a la república Árabe Siria, considerada como la tranquila y alegre capital del territorio druso. De ella guarda imborrables recuerdos familiares, unos gratos y otros tristes como el quedar huérfano a temprana edad, su padre Yamil Gatrif moriría a los 23 años en la guerra de 1948, beligerancia histórica entre Israel y los países árabes. Las tempranas vicisitudes moldearon su carácter tenaz, el mismo rememora: Puedo decir con toda responsabilidad que me hice solo como ser humano, tuve noches que no podía conciliar el sueño por no tener los medios para saciar mis ganas de comer, soñaba con poder estudiar, graduarme de "algo" añoraba ser alguien RELEVANTE, mi tenacidad mi constancia y lo más importante (perdonen la inmodestia) el culto a la honestidad con los demás y conmigo mismo hicieron realidad en parte mis anhelos; he tenido amigos, he tenido amigas, he tenido fracasos, días felices, días tristes, he llorado, he reído, he conquistado espacios sociales, económicos e inclusive políticos, pero sobre todo he sido yo.
Un mes antes de las navidades del año 1956, Nayfe y Zarife, esposas de sus tíos Simón y Hamud, recibieron una carta junto con los boletos para viajar con sus hijos a “Amarca” (América), junto a ellos Fahd (Numa) y su hermano Hassen también prepararían las maletas. La noticia emocionaría a la familia. Ir a un nuevo país y dejar atrás las limitaciones y penurias era muy esperanzador. Aquella Venezuela representaba no solamente para ellos sino para todos los inmigrantes una oportunidad de un mejor vivir, para la época el país sureño en materia económica gozaba de plena estabilidad. Fenezuela (sin V, así resulta la pronunciación de Venezuela en Árabe), era visto como un verdadero paraíso por aquellos arriesgados soñadores y visionarios del Oriente Próximo.
EL VIAJE
Llegados el día y la hora se inicia el periplo de Numa y su familia. La ruta seria marítima, iniciando por el Canal de Suez, sin embargo, el conflicto bélico liderado Gamal Abd El Nasser (presidente de Egipto) contra los ingleses por liberar el conducto obligaría a modificar el trayecto, se trasladarían por tierra hasta el Líbano (Beirut) y al día siguiente abordarían un gigantesco avión de hélice que los llevaría luego de un pesaroso vuelo de siete horas hasta Roma (Italia). Con inhalación intercalada observarían por primera vez desde las ventanillas desde la aeronave la inmensidad del mar continental. Al siguiente día se trasladarían en autobús desde Roma hasta el Puerto de Nápoles, fueron largas y casi interminables horas de viaje para abordar el barco Lucania, un prototipo de Titanic oriental, provisto de bar, piscina, restaurantes amplios salones, terrazas, camarotes, no obstante, la familia no tendría acceso a estos espacios destinados a primera clase, pero lo importante:ya navegaban las esperanzas de los venidos de Sueida.
LA TIERRA PROMETIDA
Del mismo Numa lo siguiente: “Dieciseis días con sus respectivas noches, habían pasado desde que zarpamos de Nápoles, cuando corrió la bola que estábamos llegando a Venezuela, muchos parados en las terrazas del barco, señalaban con sus manos hacia la costa, hablando alto en idiomas que yo no podía entender, pero por la emoción que se notaba en sus movimientos entendí que esa costa al final del mar que se avizoraba, era la tierra prometida, era “FENEZUELA” por lo que elevó detalladamente más mi interés”. (Dixit)
Ese día era el 22 de enero 1957, frente las miradas de los inmigrantes sirios se imponía un sobresaliente litoral sirviendo de basa al imponente cerro El Ávila. La aventura y odisea en la pequeña Venecia se iniciaba, cargamentos de esperanzas y trabajo llegaban desde el Mediterráneo al viejo puerto de La Guaira, otra tierra, otro idioma, pero con firmeza de espíritu y en unión familiar para lograr un mejor vivir, aquellas escenas quedarían celadas en la mente de Fahd El Gatrif para el resto de su vida. Al momento del desembarco un familiar venido años antes se encargaría de recibirlos pletórico de alegría, se trataba de su tío Hamud quien se hizo acompañar del maracucho Marcos Montenegro, para entonces Teniente de la Guardia Nacional, novio de su prima Gazzali, hija de su tío José, nacida en Barinas. Se trasladarían a la metrópoli caraqueña por la recién creada autopista La Guaira-Caracas, aquella moderna vía con túneles incluidos, el majestuoso Centro Simón Bolívar, los altísimos edificios y la acelerada circulación de veloces automóviles por las anchas avenidas, contrastarían casi traumáticamente con la apacible y remota Sueida. Numa recuerda en su texto Relevancia:
“Llegamos a la casa propiedad de mi tío Hamud, ubicada en la Avenida Medina Jiménez, en una esquina detrás del Almacén Damasco, entre lo extraño ya había una felicidad: teníamos nuestro cuarto que compartimos, mi primo Hamed, allí supe que era un mosquitero, el cual nos protegía del zancudo, como había zancudos; tuve suerte, para mi había un cuarto y algo más: una cama para dormir solo yo, si señor a pesar del calor y los zancudos, estar aquí en Venezuela, durmiendo en una cama y que en la casa hubiera un baño con ducha, ya era mucha felicidad; de donde yo vengo, no conocí jamás una ducha, nos bañábamos en recipiente grande y con una taza lo hacíamos una vez a la semana en el invierno y dos, en algunos casos en las otras estaciones”.
UN SIRIO EN BARINAS
Era aún el año de 1957, y por avatares del destino, Numa llega buscando futuro e independencia a la ciudad de Barinas. En esta ciudad llanera lo albergaría su tío Toufic, siendo este el menor de sus cinco tíos, y el que a la vez el que parloteaba peor el español, este familiar era propietario de un almacén (Almacén El Baratillo) de este pariente aunque analfabeta aprendería Numa todo lo relacionado con el negocio de ventas de ropa y prendas, ya su aprendizaje como comerciante estaba en curso. Sus estudios iniciales los cursaría en un colegio privado, propiedad del profesor Adonaí Parra Jiménez, un gran docente.
De esa época perpetúa parte de sus vivencias:
“Bueno este carajito (yo) el primer día fui rodeado por otros niños que se reían de mí, señalaban mis zapatos, mis zapatos comprados en Siria, para viajar, bueno unos zapatos de lona, color verde combinados con negro, unos hermosos zapatos fuera de serie, zapatos raros para los niños criollos, dado que el calzado que no sea negro o marrón entonces no eran para hombre, se reían de mí, hicieron hasta una rueda a mi alrededor, lo que me llevo a pelear con el que se me acercara, bueno mi tío, debía haberme advertido, que este tipo de calzado en Venezuela no era para hombres” (Dixiet)
En Barinas tuve varios hogares, mis tíos me turnaban, digo yo, porque lo que respecta a mi hermano Hassen hace rato lo habían corrido de la casa, tal vez para entonces, yo tenía algo menos de doce años, en una de esas mudanzas en casa de mi tío Simón, mi tía Nayfe esposa de este, tenía una máquina de coser “Singer” de pedal aprendí a sincronizar los pedales y viendo como ella cosía las hamacas y los mosquiteros, me pareció sencillo y la ayudaba, en esas labores donde en un corto tiempo, recogía en las tiendas de los paisanos, cortes de lonetas y telas para mosquitero, fue mi primer trabajo con fines de lucro de mi vida. En Barinas por primera vez saboreaba el pago de un esfuerzo, cosía a tres reales cada pieza en poco tiempo, fui haciendo clientela entre los sirios dueños de tiendas, el trabajo me resultaba muy productivo, ya que podía coser hasta diez piezas al día, lo que representaba quince bolívares (triple a lo que podía significar salario de un hombre en una tienda para entonces).
La estadía en la ciudad Marquesa duraría una década, tiempo que sería aprovechado al máximo por el joven Numa para involucrarse de lleno con su nueva patria, al egresar del Liceo Oleary, se convierte en un voraz lector de revistas instructivas de las que asimila lo básico en electricidad, carpintería, radio técnica, además, de la mano de su concuñado llamado Farez esposo de su prima Nuhad, aprendió lo que era la siembra en el campo, sirviendo sin pago alguno como tractorista. Cultivando su auto instrucción, parte de las horas nocturnas en el llano las aprovechaba para leer sobre los grandes pintores del renacimiento como Rubens, Velasco, Miguel Ángel entre otros. Su pasión por la pintura lo llevaría a dedicarle tiempo y estudio al arte, incluso llegaría a comercializar sus obras a precios beneficiosos, una de ellas: Miseria, inspirada en un grupo de niñas pobres reflejarían en amplitud su sensible arte, el cuadro lo vendería a un misterioso comprador, años después aparecería la pintura como portada de la revista Bohemia, había sido galardonada como premio nacional como obra de pintor anónimo.
LLEGADA A GUASDUALITO
De su llegada a Periquera recuerda Gatrif: “En abril de 1966 llegué a Guasdualito en un autobús, recuerdo vestido de blanco y con 150 bolívares en el bolsillo, era mi capital, era el producto de diez años de luchas en la ciudad de Barinas, yo con veinte años de edad, sin ningún sentimiento de nostalgia. Me pareció que este terruño fuera mi pueblo de siempre, como si fuéramos viejos conocidos, creo que fue “un amor a primera vista” porque llegue amando a este llano, a sus paisajes a sus ríos, a las tradiciones llaneras y a su gente, era como si toda mi vida la hubiera pasado allí, como quise y quiero a esta región, posiblemente sea porque aquí por primera vez se me tomo en cuenta como alguien, como persona. Quien iba a pensar para entonces que esas cinco calles que formaban a Guasdualito con el tiempo iba a deberles tanto y, que además la iba a sentir tan propia y que se iba convertir en la tierra que más amo y amaré toda mi vida, de allí mi trabajo por ella y lo seguiré haciendo mientras pueda hasta la saciedad, mi pequeña patria, mi tierra prometida, tierra donde finalmente servirá como la más importante a lo largo de mí peregrinar”.
En el aun pequeño pueblo trabajaria como ayudante de su tío Toufic en el almacén El Baratillo, al lado del “Hotel Familia” frente al Almacén Abunassar. En la casa familiar ubicada por la calle Sucre viviría por poco tiempo, buscando siempre la independencia económica arrancaría con buen pie su propio negocio de quincallería, almacén y zapatería. Con el paso de los años, Numa se granjea buenas y valiosas amistades, esto por la naturaleza abierta de los guasdualitenses, personas como el doctor Neptalí Quintero Cacique, Darío Barreto Paz, José María Briceño, Marcial Ruiz, Hipólito Lugo, Pedro Orellana, Pata de Palo, son de su grato recordatorio, hombres probos con un alto concepto de la amistad.
ALBA Y YAMIL
En este aspecto personal dejemos que sea el propio Numa quien con sus propias palabras exprese el significado del afecto familiar:
“Para este mismo año, el 21 de febrero conocí a Alba en ese reencuentro que se programó para Guasdualito y El Amparo, de ella me enamore a pesar de que parte de mi familia no lo aprobó, ella nacida en El Amparo y criada en Caracas, una pava con un bello cuerpo lucía una minifalda increíble, bueno ella de Caracas y yo de provincia, me impresionó y después de unos días ya vivíamos juntos, y en menos de nueve meses ya teníamos un hijo: Yamil, y digo menos de nueve meses porque Yamil fue sietemesino. Alba fue una gran mujer que tuvo la entereza de aguantarme tanto tiempo, como la quise, como siento hoy su perdida, fue tan impactante para mí que ni remotamente en las fantasías llegue siquiera a pensar que esto podía suceder, todo esto es tan increíble que aún no lo acepto como algo real, yo que la ame tanto, no creo que alguien me haya amado tanto, con el perdón de mi propia madre, más que Alba, era mi compañera mi confidente, se fue, se ha ido, si es por mi creencia “drusa” que reencarnes en el seno de una familia justa y bondadosa, donde quiera que estés espero me perdones lo que por tonto no te demostré: mis verdaderos sentimientos. Con la anuencia de Dios la sepultamos junto a nuestro hijo”…
EL CONSTRUCTOR
Alcanzado el éxito como comerciante, Numa incursiona en la construcción. En el año 1981 conoce a Henry y Hamid Sayegh, proyectistas quienes llegaron a Guasdualito con un contrato para pavimentar las calles, a estos les serviría como conexión para contratar el transporte de concreto asfaltico desde el estado Táchira. Aquí iniciaría con éxito su carrera en las obras civiles. Con estos mismos socios ejecuta un nuevo contrato pero esta vez en la población de Elorza, municipio Rómulo Gallegos, se trataba de un muro de contención en la orilla del rio Arauca, para la obra contactaría al mejor maestro de obra de Guasdualito, al señor Fernando Da Costa, y a quien se le debe buena parte de la construcción de la infraestructura moderna del Alto Apure.
Con las ganancias de la obra de Elorza (500.000,00) inicia la construcción de un hotel que luego se llamaría “Hotel La Garza” (hoy PDVSA) que termina construyéndolo en sociedad con Alfonzo Guerra, 47 habitaciones inicialmente, locales comerciales, bar, restaurante, estacionamiento, fue calificado como tres estrellas, pasaría a ser para entonces el mejor del estado Apure, dicho inmueble se inicia en una pomposa inauguración el 29- 11- 1986 con la presencia de la leyenda del canto criollo el “El Carrao de Palmarito”
Con la empresa YAFAL C.A. prestaría servicios de mantenimiento para la empresa estatal Corpoven, ese mismo año por medio de un subcontrato con los Sayegh construye la defensa del puente Matiyure en Achaguas. Continuando con su periplo de obras, inicia la construcción de un local comercial en Guasdualito (donde hoy día funciona el Banco de Venezuela). Y reafirmando el viejo aforismo: Zapatero a su zapato, inicia años después la construcción de otro hotel (Hotel Anarú), siendo en la actualidad uno de los mejores hospedajes con que cuenta el estado, expandiendo a estados vecinos su visión de constructor. Lo referido anteriormente han sido los aspectos más relevante de la vida de Fahd El Gatrif “Numa”, personaje contemporáneo, sembrado desde sus primeros años en nuestro pueblo, hombre con éxitos y fracasos, con errores y aciertos, pero al final un expatriado que empezó desde cero en una patria nueva, y que ha contribuido con su empeño, trabajo y visión al desarrollo de la infraestructura productiva de la región.